Breguet Tradition 7035: 250 años de innovación relojera

Una arquitectura mecánica con firma histórica

 Con un diseño arquitectónico expuesto, el Breguet Tradition Seconde Rétrograde 7035 permite observar en plena acción todos los componentes del calibre automático 505SR, que late a 3 Hz y ofrece una reserva de marcha de 50 horas. La disposición abierta del movimiento evoca la visión que tendría un relojero al abrir una caja, mostrando puentes, engranajes y tornillos en una configuración simétrica y elegante.

Inspirado en el modelo 7037, el nuevo 7035 se distingue por una caja de 38 milímetros fabricada en el exclusivo oro Breguet, una aleación propia que combina oro, plata, cobre y paladio. Este metal, presentado con motivo del aniversario, resalta tanto por su tono cálido como por el contraste que genera con los puentes granallados y satinados, los engranajes plateados y los tornillos azulados. El acabado satinado de los puentes, inédito hasta ahora en la colección Tradition, acentúa la dimensión técnica del reloj.

El regreso del espíritu Souscription

El modelo rinde homenaje a los ideales de Abraham-Louis Breguet, quien revolucionó la relojería a finales del siglo XVIII al introducir los relojes Souscription. Diseñados para ser funcionales, accesibles y técnicamente avanzados, estos relojes representaban una nueva forma de distribución que implicaba un pago inicial del 25 por ciento. Este modelo de negocio precursor del catálogo moderno se refleja hoy en la colección Tradition, que reproduce aquella estética minimalista, pero con tecnologías contemporáneas.

En 1799, Breguet fue más allá con los relojes de tacto, que permitían conocer la hora sin mirar la esfera. Aquellas soluciones ingeniosas alimentan el ADN de la colección Tradition desde su creación en 2005, al combinar claridad funcional con sofisticación mecánica. El segundero retrógrado del 7035, ubicado entre las 10 y las 11 horas, es una interpretación moderna de esa herencia: dinámico, preciso y visualmente notable por su acero azulado.

El arte del guilloché y el color como lenguaje

La esfera descentrada del 7035 se presenta en esmalte grand feu azul Breguet, un tono profundo que refuerza la identidad visual de la marca. El motivo guilloché elegido, Quai de l’Horloge, es una referencia histórica directa al antiguo taller de Breguet en la Île de la Cité, en París. El diseño reproduce los brazos del Sena que rodean el centro histórico de la ciudad, inspirándose en el famoso plano de Turgot del siglo XVIII.

Esta esfera, fabricada en oro de 18 quilates, destaca por su meticulosa ejecución. Los números arábigos Breguet, el minutero decorado con flores de lis y el número de serie grabado a las 4 en punto contrastan elegantemente con el esmalte azul translúcido. Las agujas horarias y minutería, de oro Breguet con pomos ahuecados, retoman los cánones clásicos de la maison, mientras que el segundero retrógrado tipo bastón completa la armonía visual del conjunto.

NO TE PIERDAS: Breguet Classique 5177 y 7787: elegancia en platino y esmalte

En el reverso del reloj, la masa oscilante en forma de luna creciente (fabricada en platino Pt950 y decorada con acabado cepillado vertical) es un tributo explícito a los relojes perpetuos diseñados por A.-L. Breguet. A diferencia de los rotores semicirculares habituales, esta geometría particular evoca una de sus muchas innovaciones olvidadas y refuerza el compromiso de la marca con su legado técnico.

El conjunto, presentado en una edición limitada de 250 piezas, se complementa con correa de aligátor, acompañada de una hebilla en oro Breguet de 18 quilates.

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Breguet Classique 5177 y 7787: elegancia en platino y esmalte

La reciente colección de Breguet rinde homenaje a una herencia clásica que se remonta al siglo XVIII con dos relojes que representan el equilibrio entre refinamiento y precisión: el Classique 5177 y el Classique 7787. Inspirados en los valores que Abraham-Louis Breguet estableció en su taller de París en 1775, estos modelos combinan una caja de platino, introducida por primera vez en la colección Classique, con el brillo profundo y longevidad del esmalte “Grand feu”. Ambos relojes están animados por calibres automáticos exclusivos, el 777 Q en el 5177 y el 591 DRL en el 7787, que continúan la tradición de fiabilidad y excelencia técnica de la casa Breguet.

La nobleza del platino y el encanto del esmalte “Grand feu”

En la segunda mitad del siglo XVIII, el platino comenzó a abrirse camino en la alta relojería, no solo por su durabilidad y resistencia a la corrosión, sino también por ligarse a la nobleza y a la idea de exclusividad. Estos nuevos modelos presentan el platino en cajas con 38 milímetros de diámetro y 8.8 milímetros de grosor para el Classique 5177, y 39 milímetros de diámetro y 10.3 milímetros de altura para el Classique 7787. Así, rinden tributo a las líneas sobrias y atemporales que el propio Abraham-Louis Breguet defendió, alejándose de las ornamentaciones recargadas de su época para crear relojes de una elegancia austera pero seductora.

Breguet Classique Grand Feu

El esmalte “Grand feu”, una técnica artesanal que requiere precisión y habilidad, cubre la esfera de ambos modelos con un negro profundo. Este esmalte es vitrificado mediante cocciones a altas temperaturas, lo que aporta una durabilidad y resistencia inigualables. La esfera es un homenaje al legado de Abraham-Louis Breguet, quien dio al mundo de la relojería el diseño de las emblemáticas agujas pomme évidée y los números arábigos estilizados, elementos que se replican en esta nueva colección como una muestra de fidelidad a su visión estética. Además, Breguet ha integrado una firma secreta en la esfera, una tradición iniciada por el fundador para confirmar la autenticidad de cada pieza.

Calibres Breguet 777 Q y 591 DRL

Fiel a su legado innovador, Breguet equipa sus nuevos modelos Classique con dos calibres automáticos de manufactura propia. El Classique 5177 cuenta con el calibre 777 Q, un movimiento de 237 componentes que late a 28,800 alternancias por hora, proporcionando una reserva de marcha de 55 horas. Este movimiento incorpora una espiral de silicio, material que Breguet adoptó en 2006 por su resistencia al desgaste y al magnetismo, lo que asegura una precisión duradera. La masa oscilante de oro de 18 quilates rodiado, decorada con un delicado guilloché de mosaico estrellado, rinde tributo al detallismo artesanal de Breguet.

El Classique 7787, por su parte, está impulsado por el calibre 591 DRL, un mecanismo con frecuencia de 4 Hz y 38 horas de reserva de marcha. Este movimiento se distingue por una fiel representación de las fases lunares, que se desvía solo un día cada 348,7 años, gracias a un cálculo minucioso que reproduce los ciclos reales de 29,53 días. El rotor de oro de 22 quilates adornado con guilloché “grano de cebada” es visible a través del fondo de cristal de zafiro, permitiendo admirar la destreza técnica que mantiene viva la tradición de Breguet.

NO TE PIERDAS: Breguet Classique Tourbillon 3358: de tourbillones y diamantes

Estos modelos son, en esencia, una manifestación de la filosofía que Abraham-Louis Breguet instauró hace casi 250 años: precisión, durabilidad y belleza. El Classique 5177 y el 7787 combinan con maestría la innovación técnica con una estética clásica que perdura, manteniendo vivo el legado de uno de los grandes pioneros de la relojería.

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La Herencia de Breguet

Nuevo Classique Double Tourbillon “Quai de l´Horloge” 5345
Vista aérea del taller de Abraham-Louis Breguet
Marine 5577
Tradition Tourbillon 7047
Tradition Quatième Rétrograde 7597

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Breguet, el relojero de la Marina: crónicas de un vínculo inquebrantable

La medición del tiempo en alta mar resulta de especial importancia para llevar a cabo una navegación precisa. Para el relojero Abraham-Louis Breguet resultó imperativa entre sus intereses de física, astronomía y el mar, lo que lo llevó a grandes descubrimientos y cargos honorables.

La medición del tiempo en alta mar antes de Breguet

Anteriormente, los marineros calculaban la distancia al este u oeste de sus meridianos de referencia, al medir la hora solar del punto en el que se encontraban en contraste con la diferencia del cronómetro a bordo. Éste último debía ser ajustado con precisión antes de salir a navegar, para asegurar la correcta medición.

Breguet, el relojero de la Marina: crónicas de un vínculo inquebrantable

La oficina de longitudes

Un decreto real nombra a Abraham-Louis Breguet, miembro de la oficina de longitudes. Siendo él, el único relojero del comité, trabajó codo a codo con personajes como Pierre-Simon de Laplace, Jean-Baptiste Delambre y François Arago. Con quienes se encontraba encargado calcular longitudes y rastrear datos importantes de los movimientos celestes.

Posteriormente, el Rey Luis XVIII otorgó a Breguet el título oficial de Relojero de la Marina Real. Sin duda, un honor y desafío. Más tarde, 78 relojes de marina fueron creados entre 1815 y 1823, de los cuales 22 fueron entregados a la Marina Real.

El cronómetro de marina

Breguet, el relojero de la Marina: crónicas de un vínculo inquebrantable

Conformado por un movimiento de gran tamaño que se aloja en una caja cilíndrica de latón, sujeta a un estuche fino de madera y que pareciera flotar, pues una suspensión de cardán en latón permite la estabilidad del movimiento.

Con esta creación, marinos de la naval o la mercante lograban precisión en sus cálculos. Designando a este revolucionario artefacto como el corazón del barco, pues es y era uno de los elementos más preciados.

Exploraciones en alta mar

Sin embargo, la historia de Breguet con la marinería no termina ahí. Los famosos movimientos han sido testigos de expediciones históricas en alta mar. Por ejemplo, Hyacinthe de Bougainville llevó el reloj de marina n.º 3588 a bordo de su fragata Thétis, para una expedición al rededor del mundo. En 1838, la Marina Real Francesa adquiere la pieza n.º 4367, un regulador, con dos cajas de caoba, dos cajas de nogal y una caja de abeto, para Jules Dumont d’Urville en su última expedición.

Y no menos importante, en enero de 1840 se convirtió en el primer instrumento de medición del tiempo en llegar a la Antártida.

Breguet, el relojero de la Marina: crónicas de un vínculo inquebrantable

Sin duda alguna, la herencia de Breguet nace por el amor y la curiosidad de su fundador, Abraham-Louis, por las exquisitas experiencias celestes y marinas. Una herencia que ha continuado su legado durante décadas.

No te pierdas el especial: La Herencia de Breguet.

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