Las etapas transitorias del alma están asociadas al amanecer y al ocaso, temáticas presentes en la inspiración de estas dos piezas de Rado. El nombre de la colección, Centrix Open Heart, también nos sugiere, a manera de guiño, que para ambos procesos necesitamos tener abierto el corazón.
Quizá uno de los mejores atributos de Rado sea su gran expertise en el uso de la cerámica de alta tecnología. La sensación al tacto de este material se percibe de inmediato, poniendo de manifiesto la elegancia atemporal y calidad de sus guardatiempos. Son tres los factores que influyen en esta sensación. Por un lado su ligereza, que hará que olvidemos de pronto que llevamos un reloj de alta manufactura sobre la muñeca; la comodidad, aspecto sumamente importante, ligado, claro está, a la propia ligereza; y finalmente, sus propiedades hipoalergénicas, algo que las pieles más delicadas agradecerán.
La luz y la oscuridad
Las cinco versiones que presenta Rado para esta modelo, el Centrix Open Heart, varían en el color de la esfera y los eslabones del brazalete. Existen tres versiones con carátula en nácar blanco (dos de ellas con eslabones centrales realizados con cerámica de alta tecnología de color blanco y una adicional con eslabones en color negro), y dos referencias más con carátula marrón oscuro, que integra también el mismo color en los eslabones del brazalete.
La inspiración detrás de esta colección está ligada a los estadíos transitorios del alma; es decir, el amanecer y el crepúsculo, en donde la luz del sol nos anuncia, por un lado, el momento previo a la máxima iluminación, la realización total de la claridad, así como el instante en que la oscuridad total se vuelve inminente. Ambos estadíos implican en sí mismos momentos de preparación para el alma, tanto la emoción asociada a la inminencia de la iluminación, como al proceso introspectivo y reflexivo de la oscuridad espiritual. No extraña, por ende, que el patrón elegido para adornar la esfera en ambas piezas, el ondulé soleil, esté también asociado a la figura del sol.
Curiosamente, también existe un elemento adicional que nos permite establecer un vínculo con dicha fase de movimiento, y el cual está representado por el arco sobre la esfera: “un puente entre dos mundos, el presente y el futuro, que permite desde siempre que el alma transite de forma segura y supere los desafíos que plantea la vida”, reza el comunicado oficial.
Estética y mecánica
La caja, en todos los modelos, es de 35 milímetros de diámetro y está hecha en acero inoxidable, lo mismo que los elementos metálicos del brazalete, que ofrecen recubrimiento de PVD de color oro rosa. La esfera, con su particular diseño semiesqueletado, integra, en las versiones Jubilé, 12 diamantes Top Wesselton de 0.051 quilates, que hacen las veces de índices para las horas, y en las versiones Super Jubilé, 86 diamantes de 0.094 quilates que vemos recorrer en dos puentes arcos distintos la esfera, como un marco elegante para la apertura que enmarca el segmento visible del movimiento en la parte superior, así como el arco inferior que corre de las 8 a las 4 horas, por encima del logotipo de la marca. Existen, por supuesto, las referencias sin diamantes son para aquellos que prefieran una elegancia menos ostentosa.
Por supuesto, no podían faltar algunos detalles fundamentales en la orgullosa confección Swiss Made que caracteriza a todas estas piezas de relojería: un cristal de zafiro con tratamiento antirreflejos por ambos lados, hermeticidad de 50 metros y, por supuesto, el movimiento de cuerda automática, calibre R734, con 80 horas de autonomía y espiral antimagnética Nivachron.
Imágenes: Intemporelle
Dirección editorial: Alejandro Estrada
Editoras y Styling: Alessandra Huergo y Fernanda Franco
Fotografía: Allan Fis
Dirección de Arte: Adrian García