En la tradición, excelencia y las características dadas por su lugar de origen, los caminos de Girard-Perregaux y el viñedo Château Latour se cruzan y reconocen sin cuestionamiento alguno.
Mientras que la firma relojera ha extraído su inspiración y savoir-faire de la ciudad de La Chaux-de-Fonds desde 1847 -actualmente nombrada patrimonio mundial de la UNESCO-, Château Latour y sus creaciones presumen el terroir de las manos y clima excepcionales de la legendaria región vinícola de Médoc, situada a 50 kilómetros al noroeste de Bordeaux o Burdeos. Parte del encanto de su suelo se debe a la capa de piedras de río que contribuyen con el proceso de fotosíntesis en los viñedos y almacenamiento de luz solar.
Saber hacer y terroir
De esta hermosa característica, Girard-Perregaux recogió la idea de una edición limitada de 18 piezas con dichas piedras como protagonistas de la esfera. Cada una de ellas es trabajada meticulosamente por manos expertas. Primero se reduce a un delicado espesor de 0.45 milímetros y posteriormente se monta sobre una base fina de latón. El resultado, por la cualidades inherentes de cada piedra, es único y toma alrededor de 30 horas de arduo trabajo.
Además, se combina armoniosamente con el resto de los elementos del reloj. Por ejemplo, la caja de oro rosa y los índices y agujas doradas con forma de hoja, que logran resaltar las vetas amarillas y profundidad de la piedra.
Otras características importantes del Girard-Perregaux 1966 Château Latour son su diámetro de 40 milímetros, el fondo de caja de cristal de zafiro con el logotipo del viñedo y, por supuesto, su mecánica. Ésta se constituye por un calibre mecánico de cuerda automática, de manufactura propia y reserva de marcha de 46 horas. El conjunto se complementa con una correa de piel de aligátor con hebilla de oro rosa.
Sobre Château Latour
El viñedo está situado en la región vinícola de Médoc, al noroeste de Burdeos, donde comenzó la leyenda de los vinos de Burdeos. El terruño privilegiado de ka casa, l’Enclos, mira al estuario del río Gironde que, a lo largo de muchos siglos, le ha dado al viñedo su complejidad geológica y, diariamente, un clima templado. Sus tierras están plantadas con un 76% de uva Cabernet Sauvignon, 22% Merlot y 2% Petit Verdot. Desde 1993 se encuentra a cargo de François Pinault y las 95 hectáreas de la propiedad están administradas por Frédéric Engerer y su equipo.