Nuevas esferas para tres íconos de Rolex
Rolex reinterpreta tres de sus relojes más icónicos con esferas inéditas que desafían lo previsible. El Oyster Perpetual Cosmograph Daytona, el GMT-Master II y el Sky-Dweller asumen nuevas identidades visuales sin perder su esencia técnica. Cada uno encarna una propuesta que funde lo clásico con lo disruptivo, lo funcional con lo expresivo. El resultado es una colección que no busca únicamente marcar las horas, sino provocar una mirada distinta sobre ellas.
Daytona, GMT-Master II y Sky-Dweller: la precisión toma forma
El Cosmograph Daytona, célebre por su vínculo con el automovilismo, incorpora una esfera azul turquesa de acabado lacado, salpicada por contadores negros que imprimen contraste y profundidad. Su caja de oro amarillo de 18 quilates sostiene un bisel Cerachrom negro con escala taquimétrica, cuya graduación en oro se aplica mediante PVD. El brazalete Oysterflex, con su cierre de seguridad Oysterlock y sistema Glidelock, aporta un confort técnico sin concesiones.


El GMT-Master II, instrumento predilecto de los viajeros, sorprende con una esfera elaborada en ojo de hierro. Esta piedra natural, compuesta de ojo de tigre, jaspe rojo y hematita, otorga al reloj una textura imposible de replicar. El bisel Cerachrom bicolor —marrón y negro— gira en ambas direcciones, permitiendo leer un segundo huso horario. Su caja de oro Everose de 18 quilates se acompaña de un brazalete Oyster con cierre Oysterlock y sistema Easylink.


NO TE PIERDAS: Rolex Land-Dweller: un nuevo capítulo
El Sky-Dweller, por su parte, se viste con una esfera verde vivo de acabado satinado tipo sol. Su caja de oro amarillo de 18 quilates incorpora un bisel estriado, característica distintiva del linaje Oyster. A juego, el brazalete Jubilee aporta fluidez visual y una ergonomía optimizada. También incluye el sistema Easylink y esconde inserciones de cerámica para una mayor durabilidad.


La caja Oyster, presente en los tres modelos, garantiza una hermeticidad de hasta 100 metros. Cada una se talla a partir de un bloque macizo de oro, con coronas Triplock o Twinlock según el modelo, fondo atornillado con acanalado y cristal de zafiro con tratamiento antirreflejos. Esta arquitectura, de precisión minuciosa, protege los calibres 4131, 3285 y 9002, desarrollados por Rolex y reservados exclusivamente para estos modelos.
Calibres 4131, 3285 y 9002
El calibre 4131 del Daytona permite medir intervalos cortos gracias a su función de cronógrafo. Se distingue por sus puentes decorados con Côtes de Genève Rolex y una masa oscilante calada. El 3285 del GMT-Master II incorpora función de fecha y un segundo huso horario de 24 horas. El 9002 del Sky-Dweller suma un calendario anual y segundo huso horario, todo gestionado con facilidad desde la corona, gracias al sistema Ring Command.
Estos tres movimientos integran el escape Chronergy en níquel-fósforo, resistente a campos magnéticos, así como la espiral Parachrom azul, conocida por su estabilidad térmica y resistencia a los golpes. Sus reservas de marcha oscilan entre las 70 y 72 horas, y cada calibre se remonta automáticamente mediante rotor Perpetual.

Rolex somete cada reloj terminado a exigentes pruebas internas tras superar la certificación oficial COSC. La denominación de Cronómetro Superlativo implica una precisión de –2/+2 segundos por día, un estándar muy superior al de otros mecanismos mecánicos. Esta exigencia se simboliza con el sello verde que acompaña cada pieza y con una garantía internacional de cinco años.
Alquimia patentada
Rolex continúa consolidando su dominio técnico sobre la cerámica. Los biseles Cerachrom de los nuevos modelos son especialmente resistentes a los arañazos y presentan colores intensos e inalterables. En el Daytona y el GMT-Master II, las inscripciones del bisel se realizan con depósitos metálicos —oro amarillo u oro rosa— aplicados mediante PVD, garantizando legibilidad y longevidad.
El bisel estriado del Sky-Dweller, también en oro amarillo, conjuga la tradición con la precisión visual. Lejos de ser solo decorativo, este elemento recuerda el origen técnico del Oyster, donde cada estría tenía una función. Hoy, estas formas multiplican los reflejos y se convierten en un sello de estilo.
Brazaletes a la altura de la mecánica
Cada uno de los tres relojes se completa con un brazalete específico. El Daytona recurre al Oysterflex, fusión de ingeniería y comodidad, con láminas metálicas flexibles revestidas de elastómero. El GMT-Master II conserva el histórico brazalete Oyster, sólido y sobrio. El Sky-Dweller opta por el Jubilee, reconocido por su fluidez y elegancia. Todos incorporan sistemas de extensión propios —Glidelock o Easylink— que permiten ajustes milimétricos sin herramientas.
